top of page

Columna de Opinión

Aldana Valdéz

Read more

Por Aldana Valdéz

Hasta el último aliento

En esta editorial, pretendo hacer ver cómo se vive un clásico; cómo se palpita, cómo se juega, cómo se siente. Qué son las horas previas, cómo se transitan. Qué está en juego; cómo se puede incentivar a un jugador. Cómo lo vive el hincha. Te digo más, todo eso, simplemente podría resumírtelo, en un legado de Marcelo Bielsa.

Dicen que los niños, los borrachos y los locos tienen la razón. Este es, para mí, el "Loco" para cuerdo y lindo de todos. Pero no lindo por lo físico, sino por su mente. Porque no hay nada más bello que el intelecto del ser humano y, mucho más, cuando día tras día hace más y más para continuar forjándolo. Eso es, en breves palabras, lo que podría resumir a Bielsa.

La mejor anécdota la leí hace unos días, en un escrito dedicado pura y exclusivamente a la transmisión de historias (con enseñanzas, como no podía ser menos) del 'Loco'. Gran aporte de Román Iutch, su autor.

En el preciso instante en el que llegué a aquel apartado del cuarto capítulo, supe que sería perfecto para analizar, más bien, para palpitar el partido ante Racing.

Bielsa ya se encontraba siendo el director técnico de Newell's. Ya todos sabemos cómo viven los rosarinos el derby entre "La Lepra" y Rosario Central, pero él lo palpita de un modo distinto. El es quien se distingue del resto o, quizás, quién más se asemeja a vos, a mí, a los hinchas pasionales.

En fin. Resulta que un día, tras suspenderse el clásico debido a las malas condiciones climáticas, el plantel rojinegro continuó concentrando, para no perder el ritmo. Fernando Gamboa sufría de desvelo y no quiso dormir la siesta; optó por ir a jugar a los videosjuegos.

Cuestión, que Bielsa se acercó hasta el lugar en donde se encontraba el 'Negro' y se detuvo unos instantes para dialogar consigo:
MB- "¿Cómo estás? ¿Tenés ganas de jugar?"
FG: "¡Estoy desesperado por jugar, profe! ¡Tengo unas ganas terribles!" (Sin embargo, mientras hablaba con el DT, él continuaba concentrado en el Pac-Man)
MB: "¿Te puedo hacer una pregunta?"
FG: "Sí profe. Digamé"
MB: "¡Pero no me estás entendiendo! ¡Dejá el juego y miráme!"
MB: "Decíme Fernando, ¿qué das por ganar el partido de mañana?"
FG: "¡Todo profe! Si usted me conoce a mí..."
MB: "¿Pero qué es 'todo'?"
FG: "Y... Si me tengo que tirar de cabeza, lo hago. Para mí mañana es la vida. Es así de simple"
MB: "¡PERO NO! ¡VOS TENES QUE DAR MAS! PENSA QUE TENES QUE DAR MAS"
FG: "¿Más? La verdad que no lo entiendo..."
MB: "¡MAS, TENES QUE DAR MAS!"
FG: "Profe, pero ¿más que eso? Trabar con la cabeza. Jugar cada pelota como la última. Apoyar al equipo y tratar de sacar la pelota bien desde abajo..."

MB: "No. Te estoy pidiendo otra cosa. ¡No me entendés! Para que vos te des una idea: nosotros tenemos cinco dedos en cada mano. Si a mí me prometen ahora que ganamos el clásico... ¡Me corto un dedo!"
FG: "Pero profe... ¡Cómo me va a decir eso! ¡¡Cómo que se va a cortar un dedo!!"
MB: "Ya sé. Recién terminé de hablar a mi casa y mi señora me dijo lo mismo. Pero no importa, yo te digo que me corto un dedo".
FG: "Pero profe... Cuando ganemos cinco clásicos se quedará sin mano"

MB: "¡¡Me parece que vos no entendés un carajo de qué se trata todo esto!!

Si de locos se trata, él es el más particular, pero al mismo tiempo, es el ideal para explicar la pasión y la importancia de un clásico. Es claro que (al menos en este mensaje que intento transmitirles), el objetivo no es dejar manco a nadie mañana, pero sí que éste Independiente que añora volver a la senda del triunfo, deje en cancha todo el esfuerzo de la semana. Por el equipo, por el trabajo individual y colectivo; por los que quieren estar, pero no pueden hacerlo; por la gente. Que mañana a las 16.10hs, Rodríguez; Toledo, Pellerano, Cuesta, Tagliafico; Benítez, Méndez, J. Ortíz, Trejo; Vera y Albertengo dejen, como diría el propio Bielsa, "hasta el último aliento".

Por Aldana Valdéz

La ilusión de volver a ser

Se avecina un día importante. Se avecina el día, el momento, la oportunidad de volver a ser. Se regeneran las ilusiones, la fe, la esperanza. Se sufrió mucho a lo largo de todo este tiempo. Se tuvo que tocar fondo, llegar a estar en la lona, para resurgir, para volver a ser, a creer, a anhelar. Mañana, desde las 19hs, se vendrá el gran día. El retorno de un símbolo a nivel mundial, a una competencia internacional. Es tu momento, 'Rojo'.

Atrás, muy atrás se han dejado esa catarata de días, de momentos, de pesadillas y deseos, de tropezones y levantadas que fueron necesarias atravesar para volver a Primera.

Atrás, muy atrás quedaron esos malos manejos institucionales y aquellas flaquezas futbolísticas que derivaron en el fondo más oscuro y doloroso de la historia de Independiente.

Atrás,
muy atrás quedó ese sueño de volver a ser. De volver a creer, a confiar. De volver a estar en la boca del mundo. Y digo esto porque mañana, cuando el sol se pierda y la luna se haga presente en Sarandí, ya no será un sueño por cumplir, sino una realidad a sostener.

Mañana, Independiente tendrá su oportunidad de regresar a una copa de calibre importancia. El contrincante de turno será el Arsenal de Ricardo Caruso Lombardi que si bien no llegará de la mejor manera, lo cierto es que siempre resultó ser un rival a respetar por el 'Rojo'.

"Hay que aprender de situaciones anteriores", manifestó el 'Míster', ayer en su conferencia previa al cotejo transcendental ante el 'Arse'. Sin dudas, y si el propio DT lo indica, quiere decir que es una consideración a mantener como premisa.

Además, agregó que
"esto es una eliminatoria a todo o nada", frase similar a la que había deslizado previa al partido por los octavos de final de la Copa Argentina ante Lanús, la pasada semana, pero con un tinte distinto: la ilusión de volver a ser.

Este equipo, este plantel, este grupo, este cuerpo técnico, esta directiva, la hinchada, este Independiente comprende que la historia obliga a algo, pero que el presente amerita a cumplir objetivos cercanos. A no pensar más allá del hoy. A esperar con ansias el mañana sin desenfocarse en el presente.

Este presente de Independiente indica que se resurgió de las cenizas, pero que aún no se ha vuelto a ser. ¿Cómo se logra? Apostando al trabajo, al proyecto.
No dejando de lado a la ilusión, a la fe y la confianza, pero tampoco volando más alto de los que las alas permiten. El objetivo de volver a ser se conseguirá peleando, luchando en cada encuentro, comenzando por el de mañana. Después, el trajín, el rodaje y, mal que pese, los resultados, determinarán si esto que se dará inicio mañana fue un sueño o es la realidad.

Por Aldana Valdéz

Vení, sentáte que te hablo del Gigante de América

No cumplís 111 años todos los días. No todos los días pueden hablarte de 7 Copa Libertadores, del verdadero significado de "mística", de remontar resultados, de hacer historia. De descender, estar a 90 minutos de seguir formando parte del período más triste de tu existencia, y volver a levantarte con toda una familia unida apoyándote. De Bochini, Santoro, Pavoni, de viajes, utopías y realidades. De amor verdadero, de ese amor a primera vista. De ese amor que no te puedo explicar en palabras, porque es, simplemente, una sucesión de buenos, regulares y tristes momentos que lo único que hicieron fueron incrementar la pasión. En resumen, no cualquiera te habla de Independiente.

Aclaro desde el vamos, por si vos, desde el otro lado, tenés ganas de cambiar de web, por si pensás que voy a escribirte una de mis columnas de opinión, por si crees que estoy acá para hacerte emocionar. No. Este texto estará lejos de ello, en realidad, al menos no es mi objetivo primitivo, si lo logro, no será por habérmelo propuesto. Sólo estoy acá para contarte la realidad de los hechos. Porque yo si considero que puedo venir a hablarte de Independiente.

Hace algunos años, calculále unos 18, un viejito me contaba las peripecias que transitaba para venirse hasta Avellaneda, para disfrutar por tan sólo 2 horas de su equipo de fútbol. ¿Qué podía hacer? Llegaba a su casa, me sentaba a su lado y por dentro pensaba: "Uh, ahora se viene el momento en el cual se me pone a hablar de fútbol. Justo a mí, que me gusta tanto la pelotita...".

Cuestión; el viejo se iba por las ramas. Siempre se iba por las ramas. El foco, de todos modos, seguía siendo eternamente el mismo: hablarme de Independiente.

Que Independiente es esto, que Independiente es aquello. Que nadie "nos puede igualar en Libertadores". Que "somos una institución reconocida internacionalmente". Que "yo lo vi jugar a Bochini; Santoro era un Dios en el arco y Pavoni...  ¿Qué te puedo decir, nena, del 'Chivo'? Es uno de mis ídolos. Me cansé de cantar por él. En realidad, por todos estos legendarios". Recuerdo que también me hablaba de un tal Pastoriza. En aquel entonces, no entendía porque cada vez que mencionaba a alguno de esos hombres se le caía una lágrima. Jamás entendí ese sentimiento raro que lo vinculaba con Independiente. Con un equipo de fútbol...

¿Dije que el viejo se iba por la ramas? Yo ni te cuento. En fin, volvemos... Era chica, muy chica. Tanto que hasta tenía el insólito pensamiento de que el fútbol se trataba de un juego en el que 22 tipos corrían detrás de una pelotita y unos tantos aficionados se dejaban sus gargantas por algo que no lograba comprender cómo podía hacerlos gritar, emocionar, abrazarse con gente que en su vida habían visto. Pero sí, el fútbol lo lograba. Bah, lo logra. Hoy también lo logra.

Un día, no podría precisarte cuándo porque ni yo lo sé, comencé a tomarle el gustito a esas historias. Pasaron de ser aburridas a hacerme sentir ese
no se qué en la panza. Me atraía escuchar al viejo. Me agradaba conocer, de su boca, cómo hacían magia a los Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz. Los Rotchen, Clausen; Bochini, Bertoni; Pavoni, Santoro, Sa y tantísimos otros hombres más que de lo único que se encargaron fue de hacer historia. Historia de la buena, de la buenísima, de la inolvidable.

Un día, pedí mi primer camiseta. Ni siquiera era camiseta, era una remera con un diablito en el medio, algo para 'niños'. Fui creciendo y junto con él, comencé a sentir esa ansiedad porque se hiciera la hora del partido, por ver a Independiente salir a la cancha. Por cantar las canciones, por gritar, casi hasta quedarme muda, un gol.

Un día, bah, casi a lo largo de toda mi vida, me topé festejando un sábado o un domingo, por anotarle tantas pepas a los primos. Otro, me topé ganándole 5-4 en un encuentro para el infarto a Boca. A Boquita. A ese equipo que aquel viejo me había dicho que, al menos él, le tenía más bronca que a 'la Acadé, la Acadé...' Y si, no sé si fue por él o por mí, pero ese sentimiento me lo apropié.

Un día me encontré abrazándome con un amigo. En realidad, no fue de día, fue de noche. Aquella noche del 8 de diciembre, en casa, contra Goiás. Vos, ¿te acordás? Yo sí. Como si hubiese sido ayer. Tuzzio tomó carrera y pum, adentro. Independiente volvía a levantarse. Se despertaba internacionalmente hablando. Y las lágrimas que no cesaban. Y los gritos que no caducaban. Y el agradecimiento a Dios y al que se te cante que tampoco terminaba.

Y una tarde... Una tarde me encontré llorando. Sola. Abrazada a todas mis camisetas. A la cadenita con el escudo del 'Rojo'; con el anillo puesto. Sin creerlo. Sí, habíamos descendido. Y ahí estaba ese viejo sabio; me llamó. Recuerdo que todos en casa estaban preocupados porque no respondía el teléfono. Atinaban a mandar mensajes: "Cuando puedas, mandá una señal de vida...", me tiraban. Sabían del duelo que necesitaba atravesar sola. O más bien, sólo con una persona necesitaba contar. Y en esa comunicación telefónica me dijo: "No llores. En un año volvemos. Nosotros somos enormes. ¿Te acordás cuándo de chica te hablaba de los campeones del mundo? ¿De los que hicieron historia? Bueno... Es cuestión de tiempo. Somos un gigante que se durmió... Que lo durmieron. Pero vamos a despertarnos y cuando lo hagamos, no nos parará nadie. Como siempre. Confía.
Nunca dejes de confiar en este amor que tenes, porque es el más real que vas a sentir en tu vida. Ahora, más que nunca, como siempre...". Y así fue; volvimos en menos del tiempo estimado.

Por eso te digo que puedo venir a hablarte de Independiente. Porque lo siento. Porque entendí de pasiones, de amor verdadero gracias a estos colores. Porque somos pocos los que podemos dar cátedra de esta institución. Porque
acá hay "amor del más puro de todos", como me dijo aquel viejito.

Este texto no fue más que una comprobación de porqué hoy este club cumple 111 años de vida. Porque tiene tantos aficionados, porque tiene tanta historia rica y aquel capítulo oscuro que fue superado, pero no por tanto olvidado.


Este texto no fue más que un pequeñísimo homenaje para los hinchas que ayudan (o ayudaron) a hacer que este club, sea un gigante a nivel mundial. No fue más que para ratificar el amor de los que estamos acá en tierra, y de los que acompañan a Independiente desde "la platea más alta de todas", allá, en el cielo. ¡Felices 111 años de existencia, Rojo querido! Y a vos, viejito... Abuelo, gracias totales por hacerme conocer al amor de mi vida.

Por Aldana Valdéz

Capítulo 17: La plantación de la semilla

Independiente necesitaba la confirmación del triunfo obtenido la pasada jornada, en el "Libertadores de América" ante Olimpo. La tuvo. Ganó, con la mínima y en un encuentro en el que no pregonó el buen fútbol, que fue austero, que le faltó ese toque mágico de hacer correr a la redonda, pero, aún así, la base para la obtención de la confianza es, y seguirá siendo, el apropio de los resultados y es, entonces, esto lo que está logrando el equipo que comanda el "Mister". La base, de éste árbol, ya está plantada...

 Los principales objetivos en la vida de un ser humano; escribir un libro, tener un hijo,
plantar un árbol... Sobre este último, haremos especial hincapié en esta columna. Plantar un árbol. Mauricio Pellegrino ya se puede quedar tranquilo, al menos ese primer paso, ya ha sido concretado.

El actual director técnico rojo sembró la semilla que tiene sus genes en este equipo. De a poco, se va viendo el crecimiento de las raíces de ese árbol. De hecho, se nota en sus jugadores y los propios protagonistas lo manifiestan:
"Estamos tomando confianza", deslizaron Lucas Albertengo y Martín Benítez ayer, en conferencia, luego de la victoria ante Temperley.

Nos centraremos en éste último; ¡Que importante es la mente en un jugador! En la columna pasada, hicimos mención a lo expresado por Juan Manuel Brindisi, psícologo, periodista e hijo de Miguel Angel.
"La mente del jugador es una parte vital para su rendimiento individual y colectivo", sentenció.

En el caso de Benítez, quedó más que demostrado. Recuerdo que, a mediados de mayo, en una charla que mantuve tanto con él como con el hombre que concretara el gol de la victoria ante el 'Gasolero', éste le decía al 'misio':
"El día que vos te tengas confianza, ese día... Ese día no te para nadie, Martín". Me parece que no estaba equivocado. De hecho, es eso lo que está sucediendo actualmente.

En la fría noche de domingo, fue, justamente el hombre nacido en Misiones, quien se convirtió en la figura del equipo. Hizo jugar y jugó; tocó y presionó. Robó y corrió. Todavía mantiene detalles que, si los traemos a colación, son los pelos que le intentamos encontrar al huevo, como para mencionar alguna equivocación. Diminuto, casi imperceptible. Por ejemplo, el famoso "hacer una de más", que, por momentos, sigue existiendo en éste Benítez.

Sin embargo, él resulta ser el mejor ejemplo que encuentro para describir a este nuevo Independiente. Este Independiente cargado de confianza, este Independiente que
se resembró y que, al menos por estas primeras dos jornadas del 'Míster' al frente del equipo, pareciera estar bien ubicada la semilla del árbol.

A ver, está por demás mencionar que el 'Rojo' no brilló ayer, y que, en realidad, tampoco lo hizo (de forma exagerada) el pasado domingo, cuando goleó 3-1 a Olimpo. Lo que sucede es que antes, con Almirón, el equipo quería, pero no podía, y ahora quiere, hace y sentencia. Ahí es donde se suscita la principal diferencia entre el estilo de uno y del otro; entre la estrategia de uno y del otro y entre la efectividad de uno y del otro.

Este plantel cambió el chip, o, al menos, eso pareciera. También hay que destacar que, el simple hecho de que los resultados comiencen a arribar, genera que, a nivel anímico, haya una mejoría con respecto a la mentalidad para encarar los partidos que tenían previo al receso por Copa América. Todo vale.

En síntesis, Don 'Mister' sembró su semilla. Ya dio el primer paso de un largo camino para ver crecer su árbol, pero lo dio. Ahora hay que ser paciente, cuidarlo,
regarlo todos los días y varias veces para potenciar el fortalecimiento de sus raíces. Un trabajo sumamente fácil, pero que pocos tienen la persistencia y el compromiso. Por esa razón, plantar un árbol no es para cualquiera, sólo para los valientes y arriesgados y, si me permiten, tengo la sensación de que esas dos características, no le faltan a Pellegrino.

Por Aldana Valdéz

Capítulo 16: "Bienvenido a la familia"

Primera prueba, superada. Presentación oficial, hecha. Mauricio Pellegrino ya rompió el hielo; tenía que afrontar el desafío más complejo al ver la reacción del público de Independiente en su estreno ante Olimpo y, para su fortuna, fue aprobado. Su equipo ganó y goleó a un tibio, pero por momentos alarmante -para bien propio- equipo de Osella. Se alternaron buenas como pálidas, pero, se notó la mano del técnico. ¿Público, ganado?

El "Rojo" hizo su re-estreno en el certamen local ayer, en casa y obtuvo un resultado potable luego de tanto tiempo y, fundamentalmente, provocó en el hincha el sentimiento de cambio. Se respiraron aires nuevos por Avellaneda.

Ya se dejó atrás lo que fue el mandato de Jorge Almirón; también el fructífero interinato de Fernando Berón. Ahora, el simpatizante rojo, necesitaba recuperar la confianza en el equipo, algo que, con el correr de las fechas, se fue desmoronando en la primera parte del campeonato, debido a los resultados adversos y la pérdida del rumbo.

Lo cierto es que ayer por la tarde, Mauricio Pellegrino se presentó en sociedad. ¿Así como cuando vos llevas a tu pareja por primera vez a tu casa, con el nerviosismo y la ansiedad que eso conlleva, que no sabes si le caerá bien a tu mamá y, en el caso de nosotras, las mujeres, si podrá entablar un buen trato con tu papá y tu hermano? Bueno, algo similar fue el caso del "Mister".

Es que, lógico, tenía que afrontar un nuevo desafío, esta vez, en otro elenco de Argentina, pero no cualquiera, sino en uno de los cinco grandes, haciendo su debut en Avellaneda, con esa hinchada que es exigente, pero que a veces logra pecar de impaciente.

Las cosas le salieron bien. Su equipo ganó con contundencia en el resultado y, alternó buenos rendimientos con bajas sensibles y notorias, que pudieron haber puesto en riesgo el desenlace del partido.

Se notó el aporte tanto de él como del resto de su cuerpo técnico; en lo físico, sorprendieron los estados de algunos jugadores como Claudio Aquino, que en la primera parte estaba falto de ritmo y, sin embargo, ayer se lo notó mucho mejor. Al igual que José Valencia, ¿quién diría que ese delantero que había sido de los más flojo durante la gestión de Almirón, terminaría siendo uno de los más loables en la pretemporada y, a posteriori, comenzaría jugando en la
reanudación del torneo y concretado un gol, no? Pero pasó.

Juan Manuel Brindisi, psicólogo y periodista, narraría hace días atrás en un curso de posgrado, que
"la mente del jugador es una parte vital para su rendimiento individual y colectivo". Más claro, viértanle agua. Más tarde, agregaría: "Si a un equipo lo haces trabajar de un modo a lo largo de gran parte de tu gestión, sobre el final, en el momento cumbre, no podes cambiarle ese eje porque lo descolocas y, seguramente va a ser factible que no sepa plasmar en cancha lo que le pedís y termine saliéndole todo al revés", más conciso aún.

Pellegrino, en el mes de pretemporada en el que sus dirigidos alternaron la cercanía del Predio de Villa Domínico con la lejanía y la tranquilidad del Country "Las Praderas", en Luján, se encargó de hacer hincapié en la marca, en que los delanteros no sólo estuviesen en el área esperando la pelota sino que fuera a la carga por ella, que la buscásen. Asimismo, priorizó los trabajos defensivos.

En síntesis; lo primero le salió a la perfección. Tanto Albertengo como Valencia fueron a buscar el balón, más allá de que, -fundamentalmente el colombiano- estuvieran ubicados en el lugar y en el momento determinado.

Méndez, Pisano y, sin dudas, Martín Benítez, fueron los tres puntos más altos del once que paró en cancha "Longaniza". Sólidos en la marca, con compromiso y, vitalmente, convicción para buscar los espacios, para propiciarlos y para ceder las pelotas; para crear las llegadas más claras.

Quizás aquello que continúa siendo una cuenta pendiente en este plantel de Independiente, es la
parte defensiva. Si bien, en 90 minutos, Olimpo atacó en menos de la mitad, lo cierto es que cuando lo hizo (y con escaso esfuerzo) lastimó o, al menos, logró inquietar y hacer pasar sobresaltos a la última línea roja. Sin ir más lejos, el gol de Acosta fue una total desatención del sector derecho y una falta de lectura de la jugada por parte del arquero. Detalles a corregir para el partido ante Temperley.

En resumen, en esta presentación mano a mano del novio Pellegrino con los padres hinchas, se notó la
aprobación, de movida, de ellos. Dicen que las primeras impresiones suelen ser las más importantes. Luego, lógicamente, habrá  que continuar por la misma línea y seguir causando ese efecto de bienestar. Para ello, en el caso del "Mister", lo mejor será que su equipo siga mostrando el trabajo y el crecimiento diario. Esa será su próxima prueba de fuego. 

Por Aldana Valdéz

Capítulo 10: "El estancamiento"

Estancado; como un auto que transita, en hora pico, por la Avenida 9 de julio un día de semana. Así es como está hoy Independiente. No va para atrás, pero tampoco se mueve hacia adelante. No encuentra el rumbo. No hay un camino que lo lleve a desviarse del embotellamiento que es la falta de resultados y lo ayude a estabilizarse para así encontrar la calma.

No perdió, empató. Eso es cierto. De igual modo, ya resulta de común conocimiento mi postura con respecto a los resultados. Son importantes, claro que sí. Tampoco voy a ser necia. Por supuesto que el numerito es una parte trascendental y, mucho más, en el fútbol actual en donde, si ganas dos partidos seguidos sos un héroe y si los perdés, te convertís en el villano más execrable de las películas. Ahora bien, ¿dónde quedó el afable rendimiento como el demostrado en el debut ante Newell's, mismo en la tercera fecha frente a Quilmes o lo hecho ante Arsenal?

Ese es, creo yo, mi principal crítica hacia este equipo. De a poco se está olvidando de su idea de juego. Se acuerda sobre el final, o en escasos momentos. Sucedió en esta fecha, puntualmente, con Federico Mancuello como el principal exponente (párrafo aparte para el capitán que no está siendo desequilibrante como antes y el equipo eso lo siente), el elenco fue, intentó, perseveró, inquietó, pero no pudo. Pequeño detalle, todo esto sucedió en el epílogo del cotejo. Más precisamente, en los últimos 10 minutos.
Otro problema; reaccionar tarde.

Antes, se criticaba que el "Rojo" trabajaba en bloque; que del mediocampo hacia adelante el desempeño era muy bueno y que lo más flojo se veía en la zona defensiva; pero, aún así, los resultados estaban, entonces, las criticas existían, pero no eran demasiado severas.

-"Pertenecemos a una sociedad en la que se bendice todo lo que sea triunfo y todo lo que no lo sea, no se perdona", deslizó, en su momento, un tal Marcelo Bielsa.-

Ahora, los resultados también son inexistentes, pero, la gran diferencia con el ayer es que, actualmente, el juego también desapareció y resulta ser eso lo que más me inquieta. El número podría pasar, al menos desde mi punto de vista, a un segundo plano si me dejara conforme el rendimiento.


-"De los fracasos se sacan los triunfos", también cita el 'Loco' que, evidentemente, algo sobre fútbol sabe.-

"Ya van a venir los buenos momentos", aseguró, convencido, Jorge Almirón, anoche en conferencia. La positividad, ante todo. La clave para este equipo, será dejar de ser un auto en plena 9 de julio un martes a las 12 del mediodía, y pasar a ser ese mismo auto, en la 9 de julio un feriado largo a las 12 del mediodía. Salir de ese estancamiento en el que se encuentra sometido, cambiar el chip, tomar un nuevo rumbo y modificar este presente. En palabras, es muy simple, resta saber cómo desarrollarlo en actos. Ideas hay de sobra, falta implementarlas y tener convicción en poder lograrlas.

Por Aldana Valdéz

Capítulo 6: Fito Paez

Después de mucho pedir, Independiente por fin logró imponerse de local, ante Arsenal; quebró el maleficio de la irregularidad en el juego y en el resultado final, pudo festejar ante su gente, encontró un funcionamiento y, ¿hay equipo?

"Y dale alegría, alegría a mi corazón. Es lo único que te pido al menos hoy...", recita Fito Paez en su canción. Es que sí; Avellaneda fue pura felicidad anoche, cuando el 'Rojo' logró los 3 puntos en su casa y cumpliendo con uno de los mejores -sino el mejor- rendimientos a lo largo de estas seis jornadas del certamen argentino.

"Las sombras que aquí estuvieron, ya no estarán...", prosigue el cantautor. Eso mismo se espera en el elenco del Sur de Buenos Aires. Es que Jorge Almirón, luego de recurrentes dudas a lo largo de la semana, pareciera haber encontrado ese equipo que le da alegría a su corazón.

El cotejo pasado, hasta un ciego notaba que Lucas Albertengo necesitaba, como el cielo a las estrellas, de un compañero en la zaga ofensiva. Su aliado fue Claudio Riaño, de buenas performances a lo largo de los entrenamientos semanales. El DT confió ciegamente en el delantero y fue el cordobés el encargado de no defraudarlo: no sólo cumplió con una buena faena, sino que, para mayor fortuna, lo condecoró con un gol.

Fui una de las que destacó la labor de Emiliano Papa en los últimos dos encuentros; asimismo, llegué a manifestar que no lograba comprender porqué el entrenador optaba por borrarlo del once inicial para recibir al 'Arse'. Me cerró la boca y, debo confesarles, creo que no existe mejor sensación que esa.

Almirón eligió incluirlo a Jesús Méndez, acompañado de 'Torito' Rodríguez y Federico Mancuello en el mediocampo; el primero y el segundo, de lo mejor del equipo, de lo más regular y de los más loable. El último... de ese muchacho ya no sé qué más acotar, si es brillante. Me cuesta pensar mejores descripciones acerca de su faceta en el equipo, de las que ya he mencionado. No por nada, es el elegido por 'Tata' Martino.


Toque y toque, funcionamiento, ensamble entre las líneas, pelota al ras del suelo; ataque y retroceso -que TANTO se exigió-, labor en bloque, poco -casi nulo- requerimiento de los defensores. Coincido, plenamente, en lo declarado post-partido tanto por Víctor Cuesta como por el capitán rojo: "Nos salió todo redondo", soltaron. Y sí.

Este es el camino. Ya se superó una meta más: jugar bien y ganar de local. El próximo objetivo a alcanzar, sería lograr imponer una cierta
regularidad tanto en el rendimiento como en los resultados; "no necesitaremos nada más", concluye Fito.  

Por Aldana Valdéz

Capítulo 5: "La tercera Ley de Newton"

Acción y reacción. Independiente volvió a dejar pasar una nueva oportunidad. Sin Federico Mancuello entre los once, los de Avellaneda generaron, tuvieron juego colectivo, contaron con buenas intervenciones individuales, pero a la hora del puntillazo final, erraron y les costó caro. ¿Demoró en la ejecución de los cambios el DT?

Cuando uno va a la secundaria, en Física te enseñan la famosa
'Tercera Ley de Newton'. Cabe destacar, que no me considero -para nada- una experta en esta materia, hasta siento que me arriesgué demasiado al citarla en esta columna, pero, en alguna que otra oportunidad me han mencionado que quien no arriesga, tampoco gana.

"Acción y reacción", así se llama este principio.
"Con toda acción, ocurre siempre una reacción", cita en sus primeras líneas. El 'Rojo' atacó (accionó), aprovechó los espacios que le dejó libre su rival de turno, contó con trabajo colectivo y generó oportunidades de concreción.

Albertengo le regaló a Papa una pelota que fue directo al corazón del área, pero que el propio ex Vélez no logró conectar de la mejor manera. Engendró chances, de eso no quedan dudas. Falló a la hora del puntillazo final. Erró en las decisiones.

"Los jugadores son los que deciden dentro del terreno de juego", resaltó el técnico, Jorge Almirón, en conferencia de prensa. Sí, es una gran verdad y tampoco es que sostuvo algo descabellado. El problema es que los que toman las determinaciones dentro del rectángulo verde son los players, pero quién las cocina y las pone al horno, en primer término, es el entrenador.

No criticaré los cambios. Creo que Claudio Aquino fue de los más loable en el equipo. Jesús Méndez, era el único que podía aparecer tras la imposibilidad de contar con Mancuello. Atentar contra el entrenador por los desastres defensivos también sería erróneo. ¿A quién incluir en lugar de la dupla Aguilera-Cuesta? ¿A Victorino, que recién está adquiriendo sus primeros minutos en Reserva? Tampoco seamos necios.

Dividiré mis apreciaciones en "campo" y "alrededores"; dentro del primero, quienes fallaron fueron los protagonistas.
No puede ser que se cometan infracciones innecesarias, como la de Tagliafico en la jugada del penal, o las reiteradas faltas de Víctor Cuesta contra quien se le pusiera por delante. O mismo las propias de Aguilera, por no poder llegar a tiempo en su marca. Eso ya no. Por ahí es por dónde hay que comenzar.

Difícilmente se puedan ganar los partidos si cuando hay que defender, no se defiende; si cuando se ataca, se descuidan las líneas y si los jugadores que deben lidiar con las diversas marcas de hombre a hombre, no cumplen con su faena.

Ahora bien, en lo que respecta a los "alrededores",
Jorge Almirón demoró en efectuar las variantes. Y no es la primera vez que ocurre. A sabiendas de que Albertengo necesitaba, como el agua, contar con un compañero que le hiciera la segunda en el ataque, ¿por qué incluirlo a Claudio Riaño a falta de 2 minutos para finalizar el tiempo reglamentario? ¿No hubiese sido mejor hacerlo entrar antes?

En cuanto a la primera modificación, no entiendo la salida de Papa (a mi entender, de lo más potable en rendimiento), pero si comprendo el interés por el ingreso de Francisco Pizzini. Es claro que al rubio le falta recomponer su nivel futbolístico, pero Independiente necesitaba un cambio de aire. Requería de alguien que ingresara fresco, con movilidad, y que le intentara cambiar la cara al equipo que, de a poco, se fue desinflando, entonces, el elegido fue el portador de la casaca 7.

La
ausencia de Mancuello fue importante, porque el capitán es vital en este equipo y continúo comprobándolo. Si él no está, el elenco no levanta. Sí, está Pisano, pero el ex Chacarita necesita un aliado en el mediocampo y el 11 es el ideal. Además, es como el "papá" del grupo; reta, incentiva, alienta, empuja, vuelve a llamar la atención, enseña, aprende...

En la próxima, los de Almirón tienen la mejor chance para reivindicarse de una vez por todas: Arsenal siempre hace de las suyas con Independiente y, será esta la oportunidad clave para demostrarse a sí mismos, que pueden combatir a cualquier maleficio. En Avellaneda, con su gente; la cita obligada. Ya es hora de despertarse, de dejar de pasear al reloj y concentrarse. De reveér todas las flaquezas, pasarle liquid-paper y escribir, encima de ellas, oraciones nuevas. De reaccionar...

Por Aldana Valdéz

Capítulo 4: La irregularidad y la desesperación

De local no es lo suyo. Nuevamente, ante su gente, Independiente no pudo pero, esta vez, cayó por 1-2 ante Belgrano. Hizo unos buenos primeros 35 minutos, pero luego, el "Rojo" recobró la memoria -de local-, no se animó, tampoco supo cómo hacerlo, no volvió a brillar, sus jugadores se apagaron, el visitante se confió, atacó y liquidó. Continúa perdiendo ante su rival más complejo: la irregularidad y a ella se le suma la desesperación.

En el capítulo pasado, hablamos de la calma y, de su antítesis, la impaciencia. De lo tranquilo que se siente el elenco de Avellaneda jugando de visitante y cómo se le torna todo cuesta arriba cuando le toca hacer lo propio en el "Libertadores de América".

Lo cierto es que el "Rojo" sigue sin poder sobreponerse al peor adversario con el que se ha topado: la irregularidad.

Ayer, en el cotejo ante el "Pirata", Independiente cumplió con unos brillantes primeros 35 minutos, similar a lo acontecido en el Sur el fin de semana pasado. Con la sutil diferencia de que, en esta oportunidad, disminuyó la cantidad de tiempo en la que mostró una supremacía con respecto al contrincante (ante el "Cervecero" fueron muy buenos los primeros 45 minutos).

Pero el cuestionamiento viene, esta vez, en la incapacidad de los de Almirón para imponerse ante la bipolaridad.
¿Cómo es posible que de jugar un óptimo primer tiempo, pase a desaparecer y a ser ampliamente superado por su rival? Sencillo de explicar, fácil de entender, difícil de aceptar. Creo que el término más apropiado para definir lo que le acontece al grupo sería la desesperación.

Independiente se mostró cómodo en el terreno de juego mientras tuvo la pelota; ni que hablar cuando arribó el golazo de Federico Mancuello de tiro libre. Incluso, agregaría que estuvo bien posicionado cuando el rival anotó el descuento.

Sin embargo, en el complemento fue otro equipo. Los mismos once salieron al campo. Luego el DT optó por poner en cancha a Claudio Riaño, que en la semana -y ya hace un tiempo- le pedía pista, en lugar del desaparecido José Valencia. Modificación que no reprocharé, porque coincidí con ella, pero que si añadiré que no influyó en absoluto en el desarrollo del juego.

Me detendré en la inclusión de Gabriel Graciani; lateral izquierdo por lateral izquierdo, pero, ¿justo a Papa?, quizás, uno de los mejorcitos dentro de lo visto en el elenco de Avellaneda a lo largo de aquellos, ya mencionados, aceptables 35 minutos.

Pero acá el problema no pasó por las modificaciones, sino por la totalidad del equipo. La desesperación que padeció Independiente cuando Belgrano se puso arriba en el marcador, lo llevó a perder la calma. Esa pérdida lo derivó en la falta de inteligencia para pensar qué se debía hacer para cambiarle el rumbo al partido y, para concluir, esa desaparición de pensamientos lo obligaron al equipo a sortear el esférico, regalar los espacios y propiciarle a los de enfrente hacer lo que se les cantara a lo largo del complemento.

Los de Almirón son una cosa cuando inicia el partido, continúan siéndolo a lo largo de gran parte del primer tiempo, pero, al igual que aquella persona que se levanta con el pie izquierdo y ahora es "sí", pero en un rato será "no", cambian radicalmente con el correr de los minutos.


"Nos pusimos nerviosos y, la impaciencia, el jugador la siente", recitaba, en conferencia, el entrenador. Y sí. En Psicología, se suele definir a los nervios como un estado en el que se sufre de miedo y, éste último, paraliza. Creo que es el mejor concepto que encuentro para explicarles la sensación que tuve al ver a los players rojos anoche ante el "Pirata". Se paralizaron, olvidaron lo practicado en la semana, pifiaron a las ideas primerizas, les fallaron las piernas y, por tanto, fueron hurtados en su propia casa.

Es claro que más allá de entrenar el físico, también el balón detenido y los trabajos con pelota, en lo que deberá enfatizar el DT a lo largo de esta semana, en vísperas al encuentro ante el "Tatengue", será
la concentración y la tranquilidad de sus jugadores en caso de situaciones adversas. Obteniendo ello, el juego llegará sólo -y con tiempo- y, de su mano, no tengo dudas de que vendrá también la tan ansiada "regularidad". 

Por Aldana Valdéz

Capítulo 3: La calma

Con paciencia, tranquilidad y, fundamentalmente, con la mente enfocada en el objetivo a alcanzar, las cosas se van dando. Los jugadores de Independiente lo entendieron, al menos, en este fin de semana y, nuevamente fuera de casa, lograron apoderarse de los 3 puntos con ráfagas de buen fútbol, juego colectivo y con trabajo en bloque. Ahora, la próxima prueba a superar será la de encontrar una regularidad en el rendimiento.

"La
calma es un estado psicológico y de conducta que se caracteriza por la tranquilidad y el control emocional. Evita la crispación y la tensión en el trato hacia los demás en situaciones conflictivas. Permite cultivar un ambiente de equilibrio y paz", eso sería, en definición de diccionario, el significado de la palabra "calma".

¿Por qué hago hincapié en ella? Simple. Ese era el ingrediente que le faltaba a este Independiente. Si esta columna hubiese sido redactada la semana anterior, el título ideal hubiera sido "La impaciencia". Hoy, en virtud, podemos escribir la antítesis.

Ahora bien, ¿por qué el elenco de Avellaneda no logra alcanzar un rendimiento aceptable, con juego colectivo y ensamble entre sus líneas en el 'Libertadores de América'? La respuesta a éste interrogante es, nada más ni nada menos que
"la gente".

Quizás podrán llamarme extremista con el ejemplo que daré a continuación, pero considero que es ideal para hacer la representación gráfica de lo que pretendo transmitirles. En más de una oportunidad, mencionamos que para que un club salga adelante, necesita de la "unión de todas las fuerzas", esto, claramente, refiere a los miembros de la Comisión directiva, el cuerpo técnico, los jugadores y, además, su hinchada. Correcto; entonces, ahora les planteó lo siguiente: Para que un equipo salga adelante, ¿no requiere de lo mismo?

En mi opinión, sí. Si los dirigentes no accionan como tales y no hacen lo posible (económicamente hablando) para incorporar profesionales, difícilmente el equipo pueda lucirse. Si el director técnico junto a su cuerpo de trabajo no sabe elegir qué incorporaciones hacer, también será complicado que el grupo rinda. Si los jugadores no hacen lo propio, será sencillamente imposible que se encuentre un funcionamiento, un buen juego y con ello que arriben los buenos resultados para alcanzar los logros. Y ahora agrego al último protagonista de esta pirámide: la gente.

Siempre sostuve que el apoyo del hincha es "vital" para el ánimo de un equipo y, aún más, si es en calidad de local.
Cuán difícil se torna para un grupo, en su mayoría, con caras nuevas, salir a jugar en el "Libertadores de América". Y es ahí donde traemos nuevamente a colación, el término esbozado en un inicio: la calma.

Independiente tanto en la primera jornada en Rosario, como éste fin de semana ante Quilmes, jugó calmo. Sin abucheos en el epílogo del cotejo, sin silbidos, sin
la impaciencia que se genera en la hinchada cuando las cosas no salen de la mejor manera.

Ya lo dijo en conferencia en la semana, uno de los que, hasta el momento, ha sido uno de los pilares fundamentales a lo largo de estas tres jornadas, Matías Pisano:
"La gente tiene que calmarse, tienen que ser pacientes. Esto recién comienza y nos va a ir bien". Lo pide él, pero también lo piensa el grupo.

Esa fue una de las claves de este fin de semana para que el "Rojo" rindiera. Ahora bien, así como desde mi lugar, pido un poco de calma por parte de la gente, también exijo
regularidad por parte de los protagonistas dentro del rectángulo verde.

De nada servirá jugar muy bien en una fecha y a la siguiente no aparecer. Porque ese es otro de los problemas; los de Almirón no jugaron mal ante Sarmiento, directamente, fueron inexistentes. Recién aparecieron -y hasta por ahí nomás- sobre el colofón, cuando Matías Pisano, de rebotín, puso la paridad.

Insisto, será cuestión de continuar por este camino, ahora de local. Seguir con la calma que se obtuvo de visitante, unir fuerzas, corregir imprecisiones y, fundamentalmente,
pelearle a la irregularidad que, hasta el momento, es el rival al que aún el "Rojo" no ha podido hacerle frente.

Por Aldana Valdéz

Loable performance, antónimo de desenfoque

"Fue el mejor partido de Independiente, sobre todo porque veníamos de una derrota dura", fue la primer frase que esbozó Jorge Almirón en conferencia de prensa luego de la contundente y merecida victoria de ayer en Avellaneda. ¿Por fin encontró el equipo? ¿Era tan difícil darse cuenta de que se necesitaba modificar la idea de la línea de 5? Ahora sí, será momento de mantener, de una vez por todas, esta iniciativa, seguir emprolijando las flaquezas, puntualizar en los aciertos y no mirar más allá del partido que se avecine.

Rodríguez; Breitenbruch, Figal, Cuesta, Villalba; Pisano, Bellocq, Mancuello; Pizzini, Montenegro; Riaño; 4-3-2-1, el esquema ideal para este Independiente. Algunos hablan que, hoy por hoy, el planteo no es más que un "número telefónico", que de poco sirve, que es una ilusión óptica porque luego los jugadores, en cancha, hacen lo que se les canta.
Grave error conceptual.

Es claro que Breitenbruch y Villalba, por la inexperiencia y la falta de oficio por las bandas -no cualquier profesional puede transformarse en lateral, porque es una posición que requiere abundante recorrido y extrema concentración, seguridad y atención- necesitaban, con urgencia, de alguien más sumado al mediocampo que aportara una cuota de oxígeno para la cantidad de metros que debían recorrer con tan sólo dos hombres como Bellocq y Mancuello en el centro del terreno de juego.

Matías Pisano por derecha, dando una mano en la mitad de la cancha y Francisco Pizzini un poco más adelantado pero no así como delantero, sino que situado en el sector ideal como para propiciarle fuerzas a 'Rolfi', bastaron para encontrar un equilibrio entre todas las líneas. ¿Tan difícil era probar con este estilo de juego?

"En los primeros dos partidos que jugamos, lo hicimos con línea de 5. El sistema, a veces, no tiene mucho que ver. Los centrales estuvieron muy firmes hoy", deslizó, Almirón, sin ánimos de querer aceptar la realidad que indicaba que su planteamiento acerca de colocar cinco hombres en el fondo no es el vital para sacar adelante al elenco de Avellaneda.

Es claro que fue de los mejores partidos de Víctor Cuesta. Sublime. Rápido para salir desde el fondo, eficaz en la marca, atento en el retroceso, hasta llegó a animarse a ir al ataque para probar sus disparos al arco.

Caso similar al del pibe Figal, que de no haber sido por la roja, hubiese cumplido con una sólida actuación. Con él habrá que seguir dialogando, y es ahí donde se necesita que el DT se calce, además, el rótulo de "padre" con el juvenil. Podrá ser muy bueno dentro del terreno de juego, pero no deberá ser tenido en cuenta sino antes de que propicie la seguridad de que no cometerá ningún error infantil que deje al equipo con uno menos. Independiente ayer no lamentó su salida porque fue una tarde aparte; los 10 hombres que quedaron en cancha estuvieron a la altura de lo que estaba siendo el partido. Pero no es posible que el 'Comandante' haya tenido que realizar las variantes, casi de forma obligada, por un error del defensor. Eso no. No es algo grave ni imposible de corregir, tampoco como para caerle encima a Nico, pero sí es preciso que se lo 'eduque' para que no vuelva a suceder.


Por fin volvió Montenegro. El 23 cumplió con una tarde de lujo; se lo notó más cómodo con la compañía de Pisano y Pizzini, ayudó a Riaño y a Mancuello, estuvo rápido y movedizo, casi como una sutil muestra de aquel joven mediocampista ofensivo que se cansó de generar alegrías en la hinchada. Este es el camino, 'Rolfi', ahora a seguir caducando con ciertas suspicacias y continuar haciendo foco en el juego de Independiente. Solo eso. Con buenos rendimientos, no habrá chances -lógicas- de que te excluyan del once.

A Riaño sólo le faltó definición; justo el punto clave en un delantero.

Y sobre Mancuello... ¿qué más decir? Me permito recaer en lo trillado, en lo ya mencionado sobre su rendimiento. Es excepcional. Es maravilloso el momento por el que se encuentra transitando este hombre surgido en la cantera del club. De lo más potable del equipo; ganas, entrega, juego y una seguidilla -ojalá sea interminable- de goles que lo sitúan como el máximo artillero del 'Rojo' en este campeonato. Además, coronó una tarde para enmarcarla en un cuadro portando la ya merecida cinta de capitán. Aunque eso no es más que algo genérico. Desde la segunda parte de la B Nacional que 'Mancu' deja en claro que lo es dentro y fuera del rectángulo verde. Gran ironía: soberbio rendimiento de este humilde goleador que, con el brillo tatuado en su mirada, anoche se permitía recordar sus inicios en inferiores y realizar un paralelismo con el cotejo de ayer. Desde quinta que, incluso pareciendo un discreto en la cancha, denotaba que de grande sería enorme; allá por el 2004 cuando le tocó calzarse la cinta de capitán de su división, justamente, ante Rosario Central.

Este es el camino. Ahora llegará el momento de no estancarse y de no mirar más allá de lo que permite el horizonte. Es preciso -y 100% necesario- que Independiente piense en sí mismo; que continúe por esta línea, que se esfuerce en cada partido y que se dejen de lado los caprichos y la autonomía. Que se piense -y se actúe- siempre en grupo.
Como dijo el DT, "no pensar más allá".

Por Aldana Valdéz

De la agonía a la obligación

En la columna pasada, mencionamos el cómo; cómo se revierte la situación, cómo deben moverse los jugadores para encontrar un mejor rendimiento, cómo se alcanza la victoria, cómo se pone en marcha la idea del técnico. ¿Se vio el cómo? ¿Logró plasmar lo que quería, Almirón? ¿Falló en los cambios o los ingresos de Lucero, Vidal y Pisano fueron correctos? ¿Va tomando rumbo su equipo?

Como un partido, vamos a dividir el escrito en primera y segunda parte. Es claro que el rendimiento de Independiente cambió con respecto a la humillación recibida el pasado sábado frente al 'Fortín'. También es preciso recalcar que sorprendió el nivel de 'Droopy' Gómez, Daniel Montenegro, también de Jesús Méndez que, más allá de sus imprecisiones, estuvo rápido y atento en los pases hacia el ex Argentinos Juniors.


Completamente desdibujado Federico Mancuello, extraño en él. Flojo en la marca, con abundantes distracciones, poco claro en los pases.

Mucho se pidió por el retorno de
Franco Bellocq al mediocampo y, cuando todo parecía indicar que su arribo al primer equipo sería para mejor, lo cierto es que pareció como que lo "inhibió" al capitán sin cinta.

Poco, pero eficaz trabajo por parte de Cristian Tula que, si bien lejos está de ser aquel defensor sólido de los primeros tiempos en Independiente quien, en conjunto con Eduardo Tuzzio, alineaban la zaga central del 'Rojo' y le aportaban experiencia y trayectoria a la última línea del equipo.

¿Cómo se justifican los ingresos de Lucero por Méndez y de Vidal por Escudero? El delantero, nuevamente hizo poco y falló mucho. Sobre el joven mediocampista, está demás mencionar que está falto de confianza y de rodaje. Quizás, con tiempo y más trabajo, puede llegar a buen puerto pero,
por el momento, hay otro que, en voz bajita, exige ser titular y lo ratificó en la noche bahiense: Franco Bellocq.

Otro desacierto del técnico. Las modificaciones no influyeron en nada. Eso sí, así como se recalca cuando tiene falencias, también es importante remarcar cuando existen buenas decisiones. Allá por los 31 minutos del complemento, apareció Matías Pisano. Relegado de la nómina de concentrados frente a Estudiantes "por culpa" de Almirón, fue el responsable de cambiarle la cara a un equipo abatido, desconcertado, inexistente y que, de a poco, iba acostumbrándose a la derrota parcial.

A falta de 5 minutos para que finalizara el cotejo, le dejó servida la pelota en los pies a Penco que simplemente tuvo que empujarla para encontrar la paridad; tiempo después, a 30 segundos de que el partido muriera en empate, Mancu -de flojísimo rendimiento- anotó el 1-2 en Bahía.

Continúan algunos errores, pero volvemos a recaer sobre la misma idea: es necesario continuar apostando a un proyecto. El tiempo corre de forma fugaz, y mucho más en este Independiente hambriento de resultados inmediatos, pero
si existe una idea, es necesario ser paciente. Ahora se viene el partido más importante -a nivel moral- del año. 364 días de espera, de ansías por volver a vernos. Es tiempo de alcanzar la reivindicación, quizás es éste el momento ideal para hacerlo. Es claro que los clásicos se ganan, de la forma que sea, pero nada mejor para ampliar el autoestima, que hacerlo tocando, corriendo y goleando como ante 'La Crema'. Es tu obligación, Independiente.

Por Aldana Valdéz

Menos terquedad

Es claro que los mayores errores del director técnico de Independiente se han notado en las últimas dos jornadas; lejos de ser aquel equipo que venció a Belgrano por Copa Argentina, más aún de aquel que goleó y vapuleó, con contundencia, a Atlético Rafaela en la primera jornada. ¿La clave del retorno a la victoria? dejar los caprichos de lado, rever ideas y retomar la confianza.

Rodríguez; Zarate, Breitenbruch, Tula, Figal, Villalba; Bellocq, Mancuello; Pisano, Pizzini y Penco. Esa formación, dejó afuera de la Copa Argentina a Belgrano, derrotando al 'Pirata' por 2 a 0 con un doblete de Francisco Pizzini.

Rodríguez; Zarate, Breitenbruch, Tula, Figal, Villalba; Méndez, Mancuello; Pisano, Riaño y Lucero. Con la inclusión de tres de los refuerzos, el conjunto de Almirón desdibujó a 'La Crema' en el retorno a la máxima categoría con un irrebatible 3 a 0.

¿Por qué analizamos estos dos primeros partidos? Porque fueron los mismos los detonantes de este presente que pinta muy oscuro para el 'Rojo'. Es cierto que del cotejo ante Belgrano al primero del certamen local hubo tres variantes. También es preciso mencionar que el rendimiento de los refuerzos alternó; Claudio Riaño se mostró, por momentos, como aquel delantero adorado en San Martín de San Juan, lejos, muy lejos de asemejársele a aquel que fue poco considerado en Boca. Juan Martín Lucero, por su parte, portó la determinación. Estuvo en el lugar que tuvo que estar, tal y como su posición lo indica y, si bien oportunidades de concreción le sobraron, sentenció la goleada para su equipo.
¿Y Méndez?, fue el más flojo de las adquisiciones. Distinto al que portó la camiseta de Central. Alternó buenas con malas; le faltó precisión en los pases, pero fundamentalmente, le faltó enlazarse con el único que es indiscutido en el once de Independiente: Federico Mancuello.

Después pasaron Estudiantes y, ahora, sumamos a esta lista a Vélez. Con el primero, de regular para malo. Tampoco brindó demasiado el partido. Con el último, ¡vaya si no fue patética la actuación del conjunto de Avellaneda!

El cambio más importante para el equipo, Almirón determinó realizarlo a los 37 minutos del complemento; para colmo, erró en esa variante. Es claro que ni 'Rolfi' ni Riaño ni Lucero cumplieron el pasado sábado, pero de esos tres, el más potable había sido Riaño. ¿A quién decidió excluir el DT? A éste mismo. Lucero perdió las pelotas por arriba y no pudo conectar ninguna por abajo; con mencionar que la única "clara" que tuvo fue una que provino del único centro bien hecho por Montenegro que la tuvo abajo del arco y que terminó saliendo por el palo izquierdo de Sosa. Entonces, ¿por qué si él no rinde saca al menos malo? No sé, les juro que aún no lo comprendo.

Así como tampoco comprendo el
capricho de dejarlo afuera a Franco Bellocq; aquel que mostró hombría, categoría, firmeza y precisión durante la B Nacional.

¿Se carece de ideas? No, de eso sí que estoy segura. A mí entender, el técnico sabe a qué quiere jugar. Su objetivo -al menos para mí- es claro; no quiere sortear la pelota, pretende que su equipo salga jugando desde Diego Rodríguez, por abajo, evitar revolear el esférico por los aires. Sabe que Independiente no contiene un plantel de gran altura y por eso, el juego aéreo no resulta ser su fuerte.

¿Línea de 3? ¿Era éste el momento de incluir ese sistema en un equipo en el que escasean los jugadores veloces para el retroceso y que, fundamentalmente, aún se encuentra en formación? Pratto aprovechó esta falencia del 'Rojo'. Ante el primer error, terminó convirtiendo el primero para Vélez.

Barajar y dar de nuevo; Almirón tendrá que obviar sus caprichos, replantearse si éste equipo se encuentra, ahora, preparado para implementar algunas de sus decisiones, y continuar trabajando. No tengo dudas de que, con tiempo, trabajo y
menos porfía podrá alcanzar su objetivo. Pero ojo, lamentablemente en este fútbol y más aún, en un equipo grande con urgencias de logros deportivos, las horas pasan como microsegundos y una falla, puede costar muy caro.

Por Aldana Valdéz

En estado de coma

"¿Qué carajo estamos esperando para juntarnos y para ver qué hacemos y a dónde vamos? ¿Le vamos a caer a los jugadores? Esto es lo que hay. Lo tenemos que mejorar y tenemos que luchar para poder ascender, no hay otra", contunde y muy real el razonamiento de Omar De Felippe.

Eso mismo nos preguntamos todos los hinchas de Independiente,
¿qué esperan? ¿no piensan que ya es demasiado el hecho de ver al equipo, literalmente, en el peor momento de su vida? Evidentemente no. Aún no toca fondo y es eso, justamente, lo que aterra. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? ¿Va a llegar el día en el que, de una vez por todas, se reúnan las fuerzas y que todas corran hacia un mismo lado?

Parece mentira que una persona "ajena" al club, alguien que no se jactó jamás de ser hincha y que tampoco tiene un peso histórico suficiente como para llegar a ocupar el rótulo de "ídolo" piense más en Independiente que la propia gente que, desde su primer discurso ante el público rojo, sostuvo que ama a la institución.

Sí, Omar De Felippe, tan sólo un humilde director técnico de fútbol que arribó a Avellaneda allá por agosto del año pasado, comprende mejor la situación que Javier Cantero, que hace algo así como tres años que se calzó el traje de presidente del club.

"Acá hay que marcar la realidad de lo que está pasando, no nos podemos esconder. Puedo decir que jugamos bien o mal, pero el entorno no es fácil.
De una vez por todas hay que ponerse los pantalones y resolver las cosas porque esto es un quilombo", más claro hechále agua. En síntesis, eso es Independiente hoy en día, un verdadero quilombo.

No viene de ahora, pero justo en el momento menos indicado es cuando todo estalla. Con el adiós a Mariano Rodríguez, la Comisión Directiva se verá obligada a realizar una Asamblea extraordinaria con posterior adelantamiento de las elecciones. Nunca es bueno que un presidente no cumpla con su mandato, pero creo que
la Era Cantero al "mando" del club llegó, hace tiempo, a su fin. No da para más.

Independiente está como un enfermo terminal. Le restan pocos días de vida, intenta salir adelante, pero por dentro sabe que su destino está escrito y no es justamente en las mejores páginas del libro, sólo añora un milagro. Lo destruyeron. Lo dejaron sin fuerzas. Son los hinchas, en conjunto con Omar De Felippe y estos jugadores (sí, guste o no son ellos quienes devolverán, o no, al equipo a Primera) los encargados de consumarlo. ¿Hay tiempo? Mágicamente, aún la B Nacional le está brindando las oportunidades para que despierte de una vez por todas de esta pesadilla, pero, tal y como dijo el DT ayer "el orden de las cosas, hace que anden bien. Si no hay orden las cosas no van a andar bien". Es claro que exactamente eso es lo que le hace falta al club, orden. Pero la unión hace la fuerza. Se está a tiempo... oficialismo, oposición, gente roja... en ustedes está la cura para este corazón en coma.

Por Aldana Valdéz

"Creo y siento tu reacción"

En algún momento iba a pasar. Ocho jornadas sin ganar y aún así Independiente había encontrado el refugio en sus rivales directos: los de Avellaneda no ganaban pero los que estaban atrás suyo tampoco, entonces, quedaba en puestos de ascenso el rotulado como el "menos malo". Pero, Omar De Felippe había sido claro en sus discursos a lo largo de estas últimas tres semanas: "Si no ganamos, en algún momento, nos van a terminar pasando", y así fue.

Es evidente que el rendimiento del equipo dentro del rectángulo verde deja mucho que desear, también es claro que éste no es el equipo que empató en un partido para el infarto ante Banfield y que está a leguas de distancia de ser aquel que estuvo once cotejos sin conocer la derrota.

El
único sustento que tiene el club es su gente, aquellos que el viernes se encargaron de continuar haciendo historia (pero de la buena) tras llegar a los 100.000 socios en el, sin lugar a dudas, peor momento en sus 109 años de vida.

"No hay que ponerse locos si, en algún momento, llegamos a quedar cuartos", había anticipado Don Omar fechas atrás, y agregó: "Me pasó cuando dirigí a Quilmes. Estábamos cuartos y, en la última fecha, terminamos siendo segundos y logramos el ascenso. Este campeonato es así, se define sobre el final", música para un corazón desahuciado, sin respuestas, que tiene más dudas que certezas y que teme lo peor. Simples palabras que, escuchadas desde afuera parecen meras frases trilladas pero que, por verlo al ex combatiente de Malvinas, uno se da cuenta de que es real. Así es como hoy se siente el hincha de Independiente o, al menos, así es como me siento yo.

Perdidos, al igual que los jugadores en cada partido que se les avecina, o al igual que el presidente, que siempre tan oportuno termina generando líos innecesarios en momentos inoportunos, como el pasado lunes, cuando todo Villa Domínico tenía pintado en su rostro una sonrisa tras la victoria ante Talleres y él, con su habitual soberbia y hasta me animaría decir, ingenuidad, discutió (sin razón) con un colega, luego le dedicó sus últimas palabras en una bizarra conferencia a otro, en lugar de brindarle respuestas (y fundamentalmente) soluciones al socio.

Esto es Independiente actualmente, una catarata de problemas, un club repleto de flaquezas (desde lo futbolístico hasta lo institucional). Lo único positivo es
su DT, que hoy, como diría el gran Carlos Alberto, es el único héroe en este lío.

"La unión de TODOS será lo que hará que Independiente pelee por el ascenso", recuerdo claramente haberlo escuchado decir a Omar. Por favor, como escribí reiteradas veces en columnas anteriores, pero ahora con más fuerza que nunca: PIENSEN EN INDEPENDIENTE. Es mucho pedir, lo sé, pero hagan como De Felippe. Trabajen como él lo hace, peleen como él lo hizo en Malvinas, dejen su vida por esta camiseta... Restan diez jornadas; Misiones, Jujuy, Pergamino, Alta Córdoba... cuatro viajes por el interior del país y un único objetivo: el ascenso. "Nosotros en el tablón, ustedes con el CORAZON".

Por Aldana Valdéz

Sin fin de problemas

"Ya tocamos fondo, ahora hay que prepararse para volver", se dijo luego de aquel imborrable 15 de junio de 2013 en donde las lágrimas, el desconsuelo, la falta de respuestas, la bronca y la desazón, tras consumarse la consecuencia de años de cometerse errores, de malos manejos dirigenciales, de desastrosas campañas futbolísticas acompañadas de serias falencias en la elección de directores técnicos y jugadores. ¿Allí se tocó fondo realmente? ¿Lo mejor siempre está por venir o simplemente hay que tener como consuelo la frase "podría haber sido peor"?¿En verdad Independiente allí llegó al declive máximo o puede ir más allá?

Muchas preguntas, escasas respuestas. Lo cierto es que hoy, el mundo del "Rojo" está colmado de conflictos extrafutbolísticos, pero en cuanto a lo profesional tampoco está muy bien posicionado. ¿Resultó peor el remedio que la enfermedad? Sí, eso está claro.

Luego de la salida de Julio Comparada de su cargo de presidente y tras el arribo de un hombre que parecía capaz, honesto y cuyo lema de campaña fue
"erradicar la violencia, sacar a los barras del club y LIMPIAR a Independiente" quedó en simples palabras sin ningún hecho.

Es evidente que Javier Cantero ya no puede seguir adelante con su mandato. Deudas que sobrepasan los 20 millones de pesos a todo el plantel, falta de comunicación y de aceptación de ayuda por parte de los integrantes de la oposición... demasiado egocentrismo y falta de humildad para aprovechar aquellas manos que pretenden solucionar problemas. Escases de humildad para agachar la cabeza, aceptar los errores y pensar pura y exclusivamente en Independiente.

El "Rojo" necesita la ayuda de todos; desde los dirigentes (oficialismo y oposición) hasta los propios socios e hinchas. Está en coma, al borde del deceso y si no consigue médicos aptos para revivirlo, es probable que no logré salir adelante. Entonces, a veces la solución no está en casa, a veces es necesario abastecerse de otros. Gente externa que te brinde ayuda, que te aporte salvavidas para no hundirte.

Por favor,
Cantero, escuche. Tiene dos opciones: o se deja ayudar o da, finalmente y sin rodeos, un paso al costado para que la situación catastrófica trate de descomprimirse y se encuentren las vitaminas suficientes para la rehabilitación de Independiente. Por favor dirigentes, jugadores, socios, hinchas... piensen de Independiente. Por primera vez, pongan al club por encima de todo. La situación es crítica y las consecuencias pueden ser irremediables. Todavía están a tiempo, no se duerman en los laureles.

Por Aldana Valdéz

Comenzar a ser egoísta

"Es impresionante como todos los equipos están jugando para Independiente", sostienen las malas lenguas. Y si, es claro que los equipos que están por debajo del tercero que hoy estaría ascendiendo, dícese Atlético Tucumán, Sarmiento, Crucero del Norte y hasta el propio Instituto de Córdoba (fue el único que no "ayudó" al 'Rojo') están colaborando para que el conjunto de Avellaneda no agudice su actual situación.

Perros ahorcados en Villa Domínico, quinchos quemados en el predio de Wilde, Facundo Parra y su casi pelea con hinchas post-derrota ante Huracán, problemas judiciales con dos juveniles del club por un supuesto abuso sexual con acceso carnal...
Todos lios ajenos a lo futbolístico. ¿Y en la cancha? El rendimiento de Independiente resulta preocupante. En primera instancia, al verlo ante el "Globo" cualquiera podía pensar que este equipo que hoy está en ascenso, sería fácilmente superado por aquellos que (incluso hoy) le están pisando los talones, tiempo después, en la reanudación del cotejo ante Banfield, el propio hincha tenía pruebas suficientes como para ilusionarse con el retorno de aquel equipo que, al culminar el 2013, se encontró entre los primeros tres de la tabla. La realidad que gira en el mundo rojo indica que hay más problemas que soluciones, que las desgracias abundan y que las alegrías escasean, que las responsabilidades se las asignan al DT y a sus jugadores cuando en verdad, son de todos.

Yo me pregunto, ¿suma, que en lugar de alentar a tu equipo cuelgues una bandera en la que, indirectamente, dejas en claro tu disconformismo para con dos "referentes" del club?, ¿y los silbidos, los insultos, los abucheos? Es claro que los jugadores no suman dentro del rectángulo verde, que muchos de ellos están bajos en su nivel, que tantos otros están como ausentes, algunos no son los mismos que en la primera rueda. La falta de confianza es una de las causantes de este Independiente sin respuestas futbolísticas, pero, ¿es la única? Don Omar es concreto a la hora de hablar, (siempre) recalca el hecho de que cuando los resultados lleguen también va a arribar la mejoría en el juego.Ahora bien, ¿faltará mucho para que eso suceda? Algunos dicen que siempre que se te presente una oportunidad tenes que tomarla, porque, a veces, puede resultar ser la única y, quizás, ese famoso "tren" no vuelva a detenerse en tu parada. Independiente está dejando pasar muchas oportunidades para alejarse definitivamente del cuarto (hoy es Instituto, uno que no daba chapa de candidato y, de la nada, los resultados lo están acercando a la Primera), de ampliar el puntaje para que el ascenso no peligre. Pero, un detalle no menor, sus rivales también están cumpliendo con esto; hace dos jornadas que están jugando para el "Rojo".

Claramente, en los últimos tiempos, este Independiente se acostumbró (lamentablemente) a sufrir; en Primera sufrió y, finalmente, padeció un descenso que, por el historial, no era factible y terminó transformándose en real; actualmente pasó de ser uno de los equipos menos goleados, con un invicto de 819 minutos sin recibir tantos, a tener una de las vallas más vencidas en esta segunda parte del certamen.

Aún restan trece jornadas para revertir la situación, para recuperar la confianza, la fe en sí mismos, el juego, la comodidad de "asegurar el ascenso"; para
comenzar a ser "egoístas", como dijo Fede Mancuello tras la igualdad ante ese tal Villa San Carlos y darse cuenta de que por más resultados negativos que obtengan los rivales, el único y principal contrincante para el conjunto de Avellaneda es sí mismo, y que si no comienza a hacer algo, justamente, por él mismo, raramente regrese a Primera.

Por: Aldana Valdéz

 

Lo lleva en su ADN

Un día después de Navidad, Gabriel Milito, acompañado de su familia, amigos, colegas que han estado con él a lo largo de toda la carrera y, fundamentalmente, sus hinchas, aquellos que supieron ovacionarlo al cántico de “Si sos hincha del Rojo tenés que gritar, muchas gracias, muchas gracias, Mariscal”, le dijo adiós al fútbol profesional aunque no así a su casa, a Independiente.

Si bien es cierto que al momento de comprar las entradas para el evento o mismo al ver toda la ciudad de Avellaneda impregnada de afiches en un plano medio de Gaby se decía, claramente, que sería la “Despedida del Ultimo Mariscal”, pero lo real es que 
Milito no se fue, simplemente colgó sus botines para tomar el camperón de director técnico. Lo importante es un detalle que vincula lo primero con lo segundo: el Rojo está en su ADN y por ello, seguirá ligado a él.

Nació en nuestro club y supo defender la camiseta como pocos. Demostró en todo momento que su corazón portaba un único escudo con la sigla 
“C.A.I”. Entendió desde pequeño que hay una única institución tan gigante capaz de ser respetada en todo el mundo, la única que porta el rótulo de “Rey de copas”. Su nombre alcanzó el puesto de ídolo en Independiente, pero no sólo por lo que dejó como jugador, sino (y fundamentalmente) por su calidad de hombre. 

Escasos jugadores han demostrado su amor incondicional para con estos colores. 
Casi ninguno (para no decir nadie) quiso pegar la vuelta cuando el club caminaba por la cornisa. Sólo él. Cuando retornó a la institución dijo “Vuelvo a mi casa. Me fui del mejor equipo del mundo (Barcelona), para venir al más grande”, sin lugar a dudas Milito regresaba al Rojo. Podrán difamarlo al decirle la trillada frase de que volvió únicamente porque estaba roto y en las últimas. Es claro que no llegó en su mejor nivel, pero aún no estando al 100% de sus posibilidades, fue MUCHO MAS que otros que arribaron como ancho de espadas y terminaron siendo 4 de copas.

Para Milito sólo quedan palabras de agradecimiento. No estará más dentro de la cancha pero, sí 
seguirá en su Independiente. Ahora al mando del Selectivo, quien de su mano, sin lugar a dudas, llegará lejos. Ya con el título de director técnico bajo el brazo, el hincha genuino añora por él, y, por qué no, en unos años, lo tengamos sentado en el banco de suplentes como capitán del barco.

Por Aldana Valdéz

Capítulo 18: Se las dejo picando...

La semilla sigue germinando. Hasta el momento, este proyecto de árbol plantado por el 'Mister' Pellegrino viene creciendo de la mejor manera. De a poco, quizás sin tanto brillo, pero todo parece indicar que saldrá sano y fuerte, sólo es cuestión de tiempo. Hay algo que es más que eminente destacar y es que, más allá de que aún ni siquiera se ve el 'principio de plantita', la realidad es que, al menos sus primeras raíces, que comienzan a mostrarse y, a buena visión, son bastante loables. Creo que, por lo pronto, está siendo bien regado y tiene el cuidado necesario para que crezca como merece.

Hablar del partido no tendría sentido, porque estuvo a la vista de todos; Independiente fue un equipo contundente, en sólo dos momentos, y poco preciso a lo largo de gran parte de los 90 minutos. Pero, hay algo que es cierto; los tres rivales que propiciaron las tres victorias consecutivas de este conjunto, no han sido avasallantes, tampoco atraviesan su mejor momento futbolístico y anímico y, quizás, fueron esos los principales factores para que el 'Rojo' se apoderara del balón e hiciera lo que quisiera con el mismo.

De todos modos, acá hay un sutil detalle que no debe pasar por inadvertido y que, sin ir más lejos, el propio 'Míster' lo mencionó en la conferencia de prensa post-victoria ante 'La Crema': la falta de
eficacia.

¿Les recuerda a algo esa palabra? ¿No los lleva a tiempo remotos en donde casi la totalidad de estos jugadores atravesaban por el mismo estadío? A mí sí y, de hecho, por esa razón me detendré en ese foco en particular para analizarlo.

Desde mucho tiempo atrás a que se produjese la llegada de Mauricio Pellegrino al cargo como director técnico que éste equipo no lograba superar esa meta. Tal vez, una de las más complejas, en conjunto con la de hilvanar varias victorias de manera consecutiva. La segunda barrera, ya ha sido superada, ahora resta el karma, o sea, la primera.


"Estamos en un momento en el que tenemos que intentar ser eficaces", remarcó, con énfasis, el entrenador rojo. Cuentas claras, conservan la amistad, dicen por ahí. Y sí, sin lugar a dudas, 'Longa' quiere seguir conservando la amistad con sus dirigidos.

Asimismo, dejaré plasmado en este escrito la frase que, para mí, más ruido hizo de su conferencia de prensa. Me parece que fue allí donde dejó en claro cuál es el detalle que más le perturba la vista en este equipo:
"Los goles valen todos uno, con lujo o sin lujo". Al que le quepa la galera, que se la ponga.

Independientemente de todo esto, recuerdo palabras textuales de un autorizado en la materia. Ricardo 'Chivo' Pavoni, agregaría en algún programa partidario:
"Los resultados serán los que lleven al rendimiento. Una vez que se logren, después, es más sencillo llegar a tener buenas actuaciones, porque se trabaja con mayor tranquilidad", y si él lo dice, yo le creo. Me parece que incluso si me dijera "salí a la calle que se está por estrellarse la luna contra la 9 de julio", me pondría la campera y saldría con la cámara en mano para capturar ese momento.

Este equipo del 'Mister' tiene en claro su objetivo: Sumar y sumar. De hecho, lo está concretando y, para más, agrega puntos importantes como la recuperación de algunos jugadores, como Martín Benítez, que, un tiempo atrás tenía un pie más en Reserva que en la Primera. También, es claro que le juega a favor la obtención de los triunfos. La gente se siente más tranquila, posee un poco más de paciencia y confía en que, a la larga o a la corta, el juego de galera y bastón llegará. Ahora, con esta 'paz' generada por la confianza que, de a poco, va acumulando el elenco,
¿no sería el turno de empezar a encontrar la eficacia? Se las dejo picando y volveremos a escribirnos en el próximo capítulo post- Colón. Adiós y muchas gracias.

Please reload

bottom of page